LA INFLAMACIÓN CRÓNICA O INDOLORA, Y SUS  CONSECUENCIAS

¿Qué es?
La inflamación crónica o indolora, tal lo dice su nombre, es la inflamación que no produce dolor. Es el estado intermedio entre el bienestar y la enfermedad manifiesta.

Hay dos clases de inflamación en el cuerpo humano: La forma aguda que produce dolor, aumento de volumen y enrojecimiento, y la forma crónica o indolora. Ésta forma crónica puede hacerse presente, y comenzar a apoderarse de distintos órganos como el corazón o el cerebro,  y va progresando durante años hasta que finalmente termina produciendo un daño que muchas veces es irreversible, como un infarto al corazón o al cerebro, una hemorragia, etc; o puede manifestarse como ansiedad, apetito insaciable y fuera de control, aumento del tejido adiposo, falta de energía, depresión , etc. También puede ser la causa última de diabetes del adulto, asma, enfermedades inflamatorias crónicas intestinales y del cáncer.

Una alimentación adecuada, y equilibrada en proteínas, carbohidratos y grasa;  la suplementación con aceite de pescado, y el ejercicio unido al manejo del estrés; pueden inducir y mantener un adecuado equilibrio tanto de los eicosanoides, como del eje insulina – glucagón que permitan mantener a raya la inflación crónica, alejándonos de la enfermedad y acercándonos a nuestra plena salud y bienestar.

Su relación con la dieta:
El ácido araquidónico (ARA), es el precursor de los eicosanoides inflamatorios (malos cuando están en exceso) y  proviene de los ácidos grasos omega-6. Su aumento o disminución en nuestros niveles sanguíneos está directamente determinado por la cantidad de omega 3 presente en nuestra dieta; y por  los niveles de insulina que mantengamos. Es decir cuando comemos mucho, o comemos muchos carbohidratos (que estimulan la insulina), favorecemos la producción de eicosanoides malos. Cuando comemos alimentos ricos en omega 6 como aceites vegetales, cereales (pan, pastas, pizzas, pasteles, etc), yema de huevo, grasa de leche, o grasa de carne, también estamos estimulando la producción de los eicosanoides malos, ya que esa grasa es el ladrillo fundamental en su producción.

¿Cómo Medirla?
Existe un examen clínico que determina directamente la relación entre el ácido araquidónico, representante de los malos o de la inflamación, y el EPA (ácido eicosapentanoico, omega 3) representante de los buenos: ARA/EPA.

Lamentablemente este examen todavía no está disponible en Chile, por lo que hay que medirla indirectamente y de forma aproximada a través de nuestros niveles de colesterol bueno o (colesterol HDL) y nuestros niveles de triglicéridos.